Hoy es un día en que por azahares del destino o cuenta pendiente con la nostalgia, se me ocurrió buscar información de mi admirada selección de baloncesto venezolana en los 90. Y me encuentro con desagradables noticias. Primero, lo del fallecimiento de uno de sus jugadores en ese entonces, Armando Palacios y segundo, la condición actual de miseria de Omar Alejandro Walcott Roberts.
Vuelvo a mis tiempos de adolescencia. No es difícil intentar hallar el recuerdo, porque fue tanta la euforia que nos hicieron vivir éstos atletas, que fácilmente vienen las imágenes a la mente, acompañadas de esa sensación de taquicardia y revoltura en el estómago, tan típicas que los chicos del conjunto nos acostumbraban a vivir.
En medio de escándalos por falta de apoyo de la federación y de recursos económicos, así como de insumos para actuar al nivel de las demás regiones, la Vinotinto del basketball, a pesar de quejarse, no se amilanó, aún usando papel higiénico en vez de vendas y uniformes prestados, para enfrentarse en una de las más grandes participaciones que en éste deporte ha tenido Venezuela, el Preolímpico de Portland 1992.
Me parece que encuentro sentido a la razón por la cuál los invoqué ésta noche. Y es que al igual que la representación nacional actual de fútbol en la Copa América, que ha sido la sorpresa de dicho evento, de la misma manera lo fueron los Héroes de Portland, ubicándose por encima de naciones con prestigio en la disciplina (Argentina, Brasil, Puerto Rico, etc). Pero no sólo eso, después de un partido no apto para cardíacos en el que vencimos a Canadá durante los últimos segundos , luego de un angustiante empate, llegamos a la final para enfrentarnos al primer Dream Team estadounidense conformado por Magic Johnson, Michael Jordan, Charles Barkley, Scottie Pippen, Larry Bird, entre otras grandes figuras, teniendo aún los criollos el atrevimiento de superarlos por 10 puntos en el marcador en algún momento del segundo tiempo.
Aunque pareciera paracaidismo, no fue así. Previo a ésta justa de clasificación olímpica, ya los venezolanos habíamos conocido lo que era llorar y extasiarse con el campeonato suramericano conseguido el año anterior en Valencia, Venezuela, disputándolo ante Brasil, nuevamente en un encuentro absolutamente de infarto. Fue un equipo tremendo, conformado por los 05 jugadores en cancha, la banca, el director ténico,boricua Julio Toro, los comentaristas más contagiantes de ánimo para el momento y la afición en todo el territorio.
Yo seguí, vibré y esperaba con ansias, el ver en acción a todos ellos, después de éstos torneos en sus respectivos lugares de trabajo, la mayoría en la liga especial nacional. Y uno que otro por allí a nivel internacional, comandados por el primer NBA nuestro, Carl Herrera Allen.
-¿Qué será de tu vida, Iván Olivares? que con tus tiros de tres, desde tu esquina favorita, nos hacías gritar a todos, junto con Pepe Delgado Rivero un "¡Uuuupaaa, cachete!
-¿Y de la tuya Gabriel Estaba? que impregnabas liderazgo y también al estilo de Leonardo Rodríguez nos hacías exclamar muchos "¡Si, si, si, siiii!
-¿Y de Sam Shepard?-el gringo que lo hicimos tan venezolano como nosotros, el mejor piloto que hemos tenido.
Nosé si seguir indagando o quedarme con las imágenes de aquellos atletas que día a día en esa época, no me cansaba de mirar profesionalmente dándole triunfos a mi vida y a mi país. Aquellos seres humanos que son obligados mencionar, si pretendo referirme a los 90 y que sin ser de mi sangre, se convirtieron en mi familia.
Prefiero recordarlos por la gloria y proezas que enaltecieron a mi tricolor.
Por aquella generación que respiró ese mismo aire victorioso que yo y por la niñez de ahora, me quedo con el pensamiento intacto de algunos de los deportistas máximos de la historia de mi patria. LOS HÉROES DE PORTLAND. Imborrable hazaña... por siempre gracias.
Helena Aguilar.